El suelo linóleo es un revestimiento elaborado con derivados de la madera, muy resistente al desgaste y de fácil mantenimiento. Durante muchas décadas, el suelo linóleo era la mejor opción decorativa de uso mayoritario. Después llegaron otros materiales como las moquetas, el vinilo o el parqué y el suelo linóleo quedó en un segundo plano. Aunque por suerte, ha vuelto aparecer como una opción más a la hora de elegir un suelo para una vivienda o para un negocio.

 

    Como hemos dicho, se elaboran a bases de materiales naturales como el óleo de lino, harina de madera, corcho y varias resinas. Una de las ventajas de instalar el suelo linóleo es su dureza contra el paso del tiempo y los posibles daños. Comparado con otras opciones como el parqué resulta un material bastante más resistente.

 

    La clasificación UEPEC mide la calidad y las condiciones de usos de los revestimientos de plásticos, los derivados de la madera, los cerámicos y los textiles, empleando para ello una escala numérica. Cada letra viene acompañada de un número del 0 al 4, cuanto mayor es el valor, mejor resistencia ofrece el revestimiento dependiendo de los parámetros de la clasificación.

 

    Según la norma UPEC, los suelos linóleos suelen tener de forma general unos valores de U3P3 o U4P4. Lo que quiere decir que son pavimentos muy resistentes al uso y a las posibles perforaciones que puedan sufrir a lo largo de su vida. Aunque, hay que tener en cuenta que la durabilidad de los suelos linóleos también está determinada por su correcta colocación. Un suelo linóleo instalado sobre una superficie irregular o sin haber sido preparada antes, envejecerá peor que otro que haya sido instalado sobre una superficie totalmente nivelada y preparada.

 

    En el siguiente artículo seguiremos hablando de las características y los cuidados que se deben tener con el suelo linóleo.

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