Los suelos de corcho son suelos aislantes, resistentes al desgaste y al paso del tiempo y además no se deforman con facilidad. Su bajo coste, sencillo mantenimiento, su baja conductividad térmica, que hace que no se enfríe en exceso, y su resistencia al paso del tiempo y al desgaste, convierten a los suelos de corcho en el material más apropiado para colocarlo como pavimento en nuestro hogar.

    Puedes encontrarlo en losetas de diferentes tamaños, colores y texturas, las cuales no se deformarán con facilidad, ni siquiera con el peso de los muebles o los golpes. Otro aspecto a destacar de los suelos de corcho es su permeabilidad.

    A la hora de instalar este tipo de suelos y conseguir una buena adherencia, es imprescindible que el suelo donde se va a colocar esté totalmente limpio de polvo y suciedad. Debe estar nivelado, ya que los suelos de corcho se adaptarán al relieve del suelo. Si hay algún otro tipo de suelo instalado como moqueta, o suelo linóleo o de vinilo debe quitarse antes de instalar el corcho. Una vez eliminados, se debe lijar el suelo con una pulidora o lijadora excéntrica para que el acabado sea más fino y no queden estrías ni arañazos.

    Por último, hay que limpiar y aspirar bien la zona.

    En el caso de que se detecten grietas, habría que taparlas con masilla. Si las hendiduras son pequeñas, habrá que hacerlas más grandes para cubrirlas con abundante masilla, de lo contrario se terminará desprendiendo con el tiempo. Una vez seca, hay que lijar y limpiar el suelo. Si la instalación del suelo de corcho se hace encima de parquet, primero habrá que desengrasar y eliminar el barniz de la madera para facilitar la adherencia de las láminas de corcho.

    En el siguiente artículo os daremos unos  consejos sobre la instalación del suelo de corcho.

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